En Acapulco no hay nada intacto, todo está destruido: Héctor de Mauleón
La gente ha tomado en sus manos la seguridad, hacen barricadas y vigilan 24 horas, temen que grupos de saqueadores les quiten lo poco que les queda
Acapulco después del huracán Otis
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México
"Cuando se acabe lo que podían llevarse, y sin ayuda, van a quitarnos lo poco que nos queda, ese es el temor de los ciudadanos que tomaron en sus manos la seguridad en Acapulco. Un lugar en donde "no hay nada intacto, todo está destruido en Acapulco", afirma el periodista, Héctor de Mauleón, quien compartió su experiencia en el puerto.
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En "Así las Cosas" con Gabriela Warkentin y Javier Risco, detalló su llegada al puerto tras el paso del huracán "Otis", que tan solo de la caseta a la Diana le llevó 3 horas en las que pudo observar cómo las tiendas del puerto y los bancos eran saqueados.
"Caravanas de personas iban con artículos saqueados, no solo víveres, sillas, baterías, televisiones"
Conforme avanzaba por la Costera, "daba la impresión de llegar a una ciudad abandonada hacía tiempo, todo convertido en cascarón como si una telaraña hubiera caído sobre el puerto, árboles postes y palmeras fuera de lugar".
"Una costera muerta en la que se concentraba toda la gente y seguridad, en el Acapulco tradicional, el de hambre y calles sin pavimentar el espectáculo era aterrador...lavadoras, sillones, portones, coches volteados, gente molesta, colas de cinco horas en las gasolineras con la ira de muchos".
"La mirada perdida de las personas frente a sus casas, familias que con machete en mano se ponen frente a sus tiendas para defenderse".
"Escuadrones de militares en la Costera vigilando que no haya estallidos, solo contemplan los saqueos no se meten con la gente militares de a pie, con el lodo hasta la cintura, vi guardias nacionales entregar su comida, haciendo lo posible por ayudar, pero para la dimensión del desastre, están completamente rebasados".
Criticó "la lentitud de la respuesta de un gobierno que ya anunció que en navidad va a estar todo resuelto, con el bono extra de la felicidad".
"Otra parte aterradora fue recorrer el Acapulco de millones de pesos convertido en una ciudad muerta, kilómetros de devastación es terrible".
"Basura y fuertes olores, charcos con riesgo de desatar dengue, es una de las experiencias más tremendas que he tenido en mi vida", lamentó.