Sin privacidad no hay intimidad: Carissa Véliz
La filósofa y autora de "Privacidad es poder", expone los riesgos de compartir nuestros datos personales y la falta de regulación legal al respecto
Inglaterra
La preocupación por la privacidad es amplia la erosión de la publicidad nos hace vulnerables a discriminación, crímenes como robo de identidad, humillación pública, pero sobre todo el efecto que tiene sobre la democracia, como está devastando la igualdad de oportunidades entre ciudadanos y poniéndonos en peligro de fenómenos como Cambridge Analítica con el uso de nuestros datos personales para manipular elecciones, comparte la escritora y filósofa Carissa Véliz sobre el tema de su libro "Privacidad es poder".
En entrevista para "Así las Cosas" con Gabriela Warkentin y Javier Risco, Carissa advierte que el hackeo de los datos biométricos es muy preocupante pues estos no son una contraseña que se pueda cambiar, y se cuestiona que instituciones como el FBI no han podido mantener a salvo sus datos, ¿qué esperanza hay que cualquier empresa que gestiona datos tenga la seguridad suficiente para mantenerlos a salvo?
En México afirma hay mucha inseguridad para los datos al grado que muchas bases de datos han acabado en el internet obscuro a la venta para cualquiera, además de ser "un país donde la ley no se cumple muy a menudo, el estado de derecho no es el más fuerte del , es una ilusión pensar que por tener la identificación de las personas va a haber justicia, e incluso en el mundo los países más seguros, no son los más vigilados".
Aunque la tendencia generalizada es la vigilancia, esta lleva al control de los datos, pérdida de la libertad y democracias débiles, por lo que Carissa se cuestiona ¿vamos a prohibir que los datos biométricos se usen para un genocidio o vamos a esperar algo realmente catastrófico? Por algo la privacidad es parte de la declaración de los derechos humanos.
Para Carissa, son tres elementos los que erosionan la privacidad, como el creer que es un valor obsoleto, una narrativa que señala le ha convenido a las empresas tecnológicas, para darnos la sensación de seguridad de que no importa que estén ahí, cuando nos fueron robados.
Hace 20 años recuerda la escritora no había forma de analizar tantos datos que ahora sirven a las grandes empresas de las que advierte es necesario "desenchufarnos", por lo que recomienda el uso de plataformas que no roben datos como DuckDuckGo, Signal, ProtonMail, entre otras.
La escritora recomienda preguntar a los políticos que están haciendo al respecto y pedir a las empresas nuestros datos que afirma nos sorprenderán pues van de gustos hasta infidelidades.
Sugiere la protección de la privacidad cada vez que sea posible, pues con un 5 o 10% de resistencia, es suficiente para darle un incentivo a las empresas de ver a la privacidad como una ventaja competitiva y los legisladores herramientas para regularla.
La autora teme que jóvenes que han crecido sin privacidad los recabado pueda a ser utilizado en su contra, ciudadanos no críticos, sujetos de datos, en un futuro que ve en peligro la democracia.
Los bancos tienen más armas para defender datos más que los gobiernos, pero advierte también preocupa pues recaban datos innecesarios sobre todo en México.
La recomendación final del Carissa aunque los datos tienen una corta caducidad, haz lo que puedas por borrar tus datos de aplicaciones que no uses, pero no cuentes con que van a ser borrados, lo más importante es dejar de dar datos, "pues sin privacidad no hay intimidad", advierte.