Las personas trans no amenazan los espacios de nadie: Brenda Crabtree
¿Por qué quien alguien dedicado a las competencias deportivas y no un especialista va a decidir sobre la participación de los atletas trans?
México
Luego de que la Federación Internacional de Natación (FINA) diera a conocer la aprobación de su política de inclusión de género que impide a los nadadores transexuales competir en carreras de élite femeninas tras haber pasado por un proceso de pubertad masculina; la investigadora Brenda Crabtree se cuestiona ¿Por qué alguien dedicado a las competencias deportivas y no un especialista va a decidir sobre la participación de los atletas trans?
Más información
En entrevista para "Así las Cosas" con Gabriela Warkentin y Javier Risco, la investigadora aseguró que "las personas trans no amenazan los espacios de nadie", y resaltó que por primera vez se de la discusión sobre ¿Qué hacer con las personas trans que participan como atletas?
Explicó que las personas trans son aquellas que a temprana edad se identifican con un género distinto con el que nacieron, con sus genitales, tienen un desfasamiento entre su género biológico y su identidad, "esto les causa disforia sexual y los vuelve vulnerables al no identificarse con su sexo".
Puntualizó que, si los jóvenes cuentan desde temprana edad con la atención, cariño y aceptación de su familia, -cosa que casi nunca sucede- pueden buscar atención médica especializada y antes de los 12 años obtener tratamiento para que su transición sea más llevadera, "está científicamente comprobado, que el tratamiento baja su depresión y mejora su salud mental en todos sentidos".
Y, a decir de la Federación, llevar este proceso facilita su acceso a las competencias, que si se realiza la transición después de la pubertad.
No obstante, señaló como injustificable el temor de que las personas trans tengan ventaja en ciertas circunstancias deportivas ante las mujeres, pues nunca han estado en esos espacios de participación, aunque son atletas y tienen las mismas oportunidades, pues la exclusión y el rechazo es grave al grado que en Latinoamérica la expectativa de vida de las personas trans es de 35 a 40 años.