Nitacenos: la droga más peligrosa que el fentanilo ya está en las calles
Imaginemos un laboratorio intentando fabricar un analgésico más potente que la morfina. Lo logran… pero el resultado es una bomba.

Hard drugs on dark table. / Natalia Shabasheva
No tienen receta, no tienen control y no perdonan errores. Así llegan los nitacenos, una nueva camada de opioides sintéticos que no estaban hechos para consumo humano, pero que hoy se venden, se mezclan y se consumen en la clandestinidad con consecuencias brutales. Su potencia no es exageración: algunos pueden ser hasta 40 veces más fuertes que el fentanilo.
¿Qué demonios son los nitacenos?
Imaginemos un laboratorio en los años cincuenta intentando fabricar un analgésico más potente que la morfina. Lo logran… pero el resultado es una bomba. Han creado algo tan fuerte que nadie se atreve a venderlo. Y ahí quedan, olvidados en un cajón químico. Algunas décadas después alguien los encuentra y los lleva al mercado negro.
Eso son los nitacenos: drogas sintéticas desarrolladas originalmente para la ciencia, pero que no debieron llegar al mercado. Hoy existen versiones como el isotonitaceno, el metonitaceno, el butonitaceno, y otras con nombres que suenan a algo fuera de este mundo, pero que matan en la vida real.
Nadie los pide, pero miles los consumen sin saber
A diferencia de otras drogas, los nitacenos casi nunca se buscan directamente. Se mezclan en pastillas falsas de oxicodona, se esconden en polvos que parecen heroína, o se cruzan en pastillas que parecen de farmacia. La mayoría de la gente que los consume ni siquiera sabe que lo está haciendo. Su distribución es parecida a la del fentanilo.
Por eso son tan peligrosos, porque su dosis letal es mínima, su efecto es inmediato y su detección, complicada. El cuerpo humano no tiene margen de error frente a estas sustancias. Una mala línea y se acabó.
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México en la mira (aunque no lo admita)
Oficialmente, en México casi no hay datos sobre el consumo de nitacenos, pero eso no significa que no estén. Ya hubo alertas del ISSSTE, menciones en campañas contra el fentanilo, y documentos estadounidenses que señalan rutas de importación desde Asia, pasando por territorio mexicano.
Hay precedentes. Así empezó el fentanilo, de forma subestimada, sin cifras claras y sin leyes preparadas.
La ciencia atrás, la calle por delante
La mayoría de los laboratorios forenses aún no tienen protocolos para detectar nitacenos en autopsias. Muchos médicos ni siquiera saben cómo tratarlos en urgencias. Y mientras eso pasa, las versiones de estos opioides siguen evolucionando, porque los químicos ilegales cambian su estructura constantemente para evadir la ley.
Van un paso adelante.Y nosotros, varios atrás.
¿Qué hacemos con esto?
Hablarlo. Difundirlo. Nombrarlo. Los nitacenos no son solo “otra droga nueva”. Son una amenaza real, silenciosa y en crecimiento. Y aunque hoy no ocupen los titulares como el fentanilo, se están desarrollando en el mismo terreno, solo que más rápido y con menos ruido.
Los nitacenos no avisan. No piden permiso. No se detienen ante fronteras ni etiquetas.Si el mundo no les presta atención ahora, pronto estaremos enfrentando una crisis aún más letal que la actual.

Hard drugs on dark table. / Natalia Shabasheva