Crisis en Bolivia: las claves del fallido golpe de estado
Bolivia vivió un fallido golpe de estado contra su presidente Luis Alberto Arce, enmedio de una disputa interna del partido MAS por la candidatura a la presidencia en 2025.
El gobierno de Bolivia neutralizó el intento de golpe de estado de este miércoles, que inició cuando el presidente de Bolivia, Luis Alberto Arce, denunció movimientos irregulares de unidades del Ejército.
Los militares tomaron la Plaza Murillo, frente al Palacio de Gobierno en La Paz, capital del país e irrumpieron con un tanque en el Palacio de Gobierno.
¿Quién encabezó la revuelta?
El general Juan José Zúñiga encabezó estos hechos después de ser destituido como comandante del Ejército, cargo que ocupó desde noviembre de 2022, tras declarar que los militares no permitirán que el expresidente Evo Morales regresara al poder.
Esto, debido a que en 2023 el Tribunal Constitucional eliminó la reelección indefinida que Evo Morales había obtenido seis años antes, durante su último mandato.
El general Juan José Zúñiga ya fue detenido por estas acciones y enfrentará una investigación penal, según informó la Fiscalía de Bolivia.
Durante su carrera, el general Juan José Zúñiga se ha enfrentado en varias ocasiones con Evo Morales, que en 2022 lo acusó de encabezar el “Plan Negro”, un operativo para perseguir a cocaleros y adversarios políticos .
También fue denunciado por un presunto desfalco por 2.7 millones de pesos bolivianos ocurrido entre 2012 y 2013, recursos que estaban destinados al pago de bonos para poblaciones rurales y adultos mayores.
Arce y Morales, los amigos se distancian
El presidente Luis Alberto Arce y el expresidente Evo Morales son viejos conocidos, que militan y llegaron al poder por el partido MAS, Movimiento al Socialismo.
Ahora son enemigos declarados que buscan el control del MAS y la candidatura presidencial del partido para las elecciones de 2025.
Del 2006 al 2019, Arce fue secretario de Economía de Morales Ayma y encabezó el llamado “milagro boliviano” que elevó el PIB del país, además de generar una caída de la pobreza, el desempleo y la inflación.
En 2019, Evo Morales se presentó a las elecciones para una tercera reelección, ignorando a la Constitución y a un referendo popular. Se le declaró ganador después de una pausa de 24 horas en los conteos, donde pasó de finalista para una segunda vuelta a claro ganador.
La situación desató 20 días de protestas en las que murieron 38 personas, que llevaron a Evo Morales a renunciar el 10 de noviembre de ese mismo año para pedir asilo político en México y luego en Argentina.
Después del gobierno interino de Jeanine Áñez, Evo Morales eligió en 2020 a Luis Alberto Arce como candidato a la presidencia, pero la cercanía se afectó en 2021, cuando Arce ignoró el pedido de Evo para cambiar a algunos ministros, entre ellos Eduardo del Castillo.
Enemigos declarados
En 2023, la división se completó. Primero por el ministro del Interior, Eduardo del Castillo, el más cuestionado por Evo Morales.
El presidente Luis Arce cumplió con destituir a del Castillo por mandato del Legislativo, pero lo restituyó de inmediato asegurando que algunos “malos bolivianos” buscaban entorpecer su gestión.
La relación se quebró por completo en octubre de 2023, cuando el congreso nacional del MAS ratificó a Evo Morales como su presidente, además de nombrarlo candidato único a las elecciones de 2025.
La posibilidad de volver a la presidencia se apoyó en que el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, autorizó en 2017 la reelección de forma indefinida, pasando por encima de la Constitución.
Sin embargo, en diciembre de ese mismo 2023, el Tribunal Constitucional anuló la reelección presidencial indefinida, por lo que el presidente y vicepresidente de Bolivia no pueden ejercer un mandato más de dos veces de forma continua o discontinua, al igual que senadores, diputados o autoridades judiciales.
En varias ocasiones, Evo Morales había asegurado que Luis Arce quería inhabilitarlo para que se presentara en las presidenciales de 2025.