Cerca de 700 mujeres en Guadalajara y Zapopan cuentan con un pulso de vida
Un pulso de vida es otorgado a mujeres en riesgo o que viven con el agresor
Jalisco
-"Estuve casada con el padre de mis hijos 31 años, como era un hombre muy celoso, posesivo y controlador la vida no era fácil ni para mí ni mis hijos. Cinco años antes de separarnos sufrí violencia psicológica bastante fuerte, era ya de mantenerme en ocasiones encerrada, me empujaba, me ofendía, me gritaba (...) Estaba yo cocinando y me golpeó con un martillo en la cabeza, en la cara, en la mano, en la boca. Me dio nueve golpes con el martillo, todo esto delante de mi nieta de seis años, después me dio una puñalada por la espalda".-
Es el testimonio de Sandra Alicia García, una superviviente, como a ella misma le gusta referirse, quien hace un par de años accedió a un pulso de vida, un dispositivo que se otorga como medida de protección ante casos de violencia.
En Guadalajara, 225 mujeres cuentan con uno, la mayoría de ellas tras haber denunciado violencia intrafamiliar. "La mayor parte de todas estas medidas que tenemos es en su ámbito familiar, pareja, ex pareja, papá, tío, hermano (...) La mayoría de las alertas que nosotros hemos tenido son porque ven rondado al agresor o se lo encontraron en alguna parte de su trayecto (...) o porque les mandan mensajes vía celular, vía whatsapp amenazándolas de que en ese momento van a acudir y quitarles a sus hijos o les van a dañar su integridad y vida" detalla Saira Alejandra Franco Leal, titular de la División Especializada en la Atención en la Violencia contra las Mujeres de Guadalajara (DEAVIM).
El dispositivo se otorga con base en una evaluación de riesgo en la que se toman en cuenta factores como si la víctima vive con el agresor o si ya tuvo algún antecedente de violencia, como el caso de Sandra.
En Zapopan, el municipio donde comenzó a implementarse dicha estrategia, se cuenta con 450 pulsos activos. Desde 2019 a la fecha, dos mil 028 víctimas han accedido a esta herramienta, donde se reciben de tres a cinco alertas en promedio a la semana. Carlos Alberto Antonio Franco, encargado de la Unidad de Atención a Víctimas de VIolencia Intrafamiliar y Violencia de Género de la Comisaría de Seguridad Pública de Zapopan, destaca que a través de este dispositivo se han realizado 21 detenciones a la fecha:
"Lo activa, llega la alarma aquí al C5, inmediatamente contamos con una área de despacho de estos alertamientos que son compañeros especializados en atención en crisis y que inmediatamente hacen la entrevista mediante el contacto y estos aparatos electrónicos, por que son de canal de dos vías, de transmisión y recepción. Además de estar enviando al momento de la activación una patrulla más cercana al domicilio o al punto donde se está generando esta alerta (...) El tiempo de respuesta desde que se activa hasta que llega la unidad ha sido de dos minutos a 10 o 15 minutos".
Finalmente, para Guadalupe Ramos Ponce, coordinadora del Comité de Latinoamérica y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem), aunque son mecanismos necesarios, la implementación de los pulsos de vida se ha dado de manera aislada y no como una política pública. Además advierte que no todas las mujeres que sufren violencia pueden acceder a esta medida:
"Se convierten en mecanismos a los que acceden de manera privilegiada muy pocas mujeres las que tienen información por un lado y las que tienen a través de los colectivos a que les brinden estos pulsos de vida (...) Tienen que establecerse protocolos pero que además estos protocolos estén instrumentalizados en todo el estado porque luego estos se convierten en privilegios de mujeres urbanas, de la zona metropolitana (...) Las mujeres que están allá, las mujeres indígenas, las mujeres que viven estas violencias de manera cotidiana no tienen acceso no tienen información y tampoco en esos lugares existen los pulsos de vida, ni existen protocolos".
De acuerdo con la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, los pulsos de vida operan actualmente solo en 17 municipios del estado.
Por: Dalia Rojas