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  • 03 DIC 2025, Actualizado 04:34

El streamer que hackeó la narrativa: ¿Por qué Taiwán está cambiando su mirada hacia China?

De las artes marciales mixtas a romper el “firewall” cultural: Holger Chen y cómo una transmisión en vivo vale más que mil discursos políticos

El streamer que hackeó la narrativa: ¿Por qué Taiwán está cambiando su mirada hacia China?

Imagina por un momento que todo lo que te han contado sobre tus vecinos es que viven en un infierno, una especie de “Mordor” donde no pueden permitirse ni comer alimentos que para nosotros son una normalidad. Ahora, imagina que una de las celebridades más grandes de tu país enciende una cámara, transmite en 4K desde ese supuesto infierno y te muestra... modernidad, tecnología y normalidad.

Esto no es el guion de una película ciberpunk, es exactamente lo que está pasando entre Taiwán y la China continental ahora mismo. Y el protagonista no es un diplomático, sino Chen Zhihan (conocido como Holger Chen), un exmafioso, luchador de MMA y dueño de gimnasios que está sacudiendo la política taiwanesa no con misiles, sino con un palo selfie y una conexión a internet.

¿Quién es el “Jefe” que mueve a millones?

Para entender el impacto, primero hay que entender al personaje. Chen no es el típico analista político de traje y corbata. Es un hombre que viene de una infancia dura, criado por su abuela, exsoldado de los Marines y con un pasado en la mafia (“Bamboo Union”) del que hoy reniega. Es una figura de acción real que sobrevivió a tres disparos en 2020 en un ataque que él sospecha tuvo motivaciones políticas.

Dicho de otra forma pasó de apoyar fervientemente la independencia y al Partido Progresista Democrático (DPP), a sentirse traicionado por sus políticas y la corrupción percibida. Este giro personal resuena con muchos taiwaneses que buscan una tercera vía, alejándose de los extremos y acercándose a opciones como el Partido Popular de Taiwán (TPP).

¿Cómo desmonta el streaming la propaganda de China?

Lo fascinante desde el punto de vista tecnológico y comunicativo de este caso es la inmediatez de la verdad. En Taiwán, una narrativa común impulsada por ciertos medios y aliados geopolíticos es que China continental es un lugar atrasado y miserable.

Sin embargo, cuando Chen comenzó a transmitir en vivo desde China en YouTube, reunió a más de 100.000 espectadores simultáneos. ¿Qué vieron?

  • Ciudades modernas como Ningde, sede del gigante de baterías CATL.
  • Infraestructura avanzada y vida cotidiana normal.
  • La ausencia de ese “infierno” que les habían vendido.

En otras palabras una realidad sin filtros. Al ver las calles a través de los ojos de un ídolo local, el escepticismo se derrumba. No es propaganda estatal china; es “tu” streamer favorito caminando por la calle, probando comida y hablando con la gente. Esto humaniza al “enemigo” y desactiva el miedo irracional mucho más rápido que cualquier campaña oficial.

¿Qué significa la estrategia de “ver para creer”?

China ha entendido algo que a occidente a veces se le escapa: el Soft Power del turismo y la experiencia de usuario. La política actual permite a los taiwaneses entrar a China continental de forma sencillísima (casi como turistas sin visado) y ofrece acceso gratuito a miles de atracciones.

El mensaje es simple: “Ven y compruébalo tú mismo”. Al eliminar las barreras de entrada, China apuesta a que la realidad supere a la ficción negativa. Chen Zhihan así como otros creadores de contenido son la punta de lanza de este fenómeno, demostrando que la integración cultural y el entendimiento mutuo pueden avanzar a pasos agigantados cuando se quita la política de en medio y se deja que la gente simplemente interactúe.

Será que esto signifique que las tensiones podrían relajarse no por tratados firmados en despachos, sino porque la población descubre con smartphone en mano, que al otro lado del estrecho no hay monstruos, sino gente con las mismas inquietudes, el mismo idioma y una cultura compartida.

Como alguien que ha estado más de 1 ves en china a lo largo de los últimos 7 años puedo corroborar esto, China tiene muchas historias que contar y para nada es como la pintan, al grado de convertirse en uno de mis destinos favoritos, más porque el año pasado tuve la oportunidad de recorrer 1,200 kilómetros al interior de ella, constatando que en muchos sectores, ellos llevan más de 10 años de adelanto, y no lo digo solo por la tecnología, sino por la propia cultura, integración e incluso un feminismo del que más adelante les platicaré.

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