¿Tu trabajo es una relación tóxica? La trampa del ‘Síndrome de Estocolmo Corporativo’
Conoce la peligrosa ilusión del reconocimiento y los pasos para dejar de sentir culpa por descansar

Empleo tóxico / Xavier Lorenzo
¿Te has sorprendido justificando el maltrato de tu jefe o sintiendo una lealtad irracional hacia una empresa que te explota? Esta dinámica no es lealtad; es Síndrome de Estocolmo Corporativo. Este fenómeno ocurre cuando el trabajador desarrolla un vínculo psicológico y afectivo hacia un entorno que le es perjudicial, disfrazando la explotación con el lenguaje corporativo del sacrificio y el agradecimiento.

Empleo tóxico / Reza Estakhrian
El Dr. Rodolfo Solís, psicofisiólogo y experto en neurociencias, nos advierte en exclusiva para Martha Debayle con W Radio sobre las señales de que tu trabajo se ha convertido en una relación tóxica y te ofrece un test para despertar la conciencia.
¿Cómo se manifiesta el engaño de “ponerme la playera”?
El síndrome de Estocolmo en el trabajo se traduce en una devoción ciega hacia la empresa, incluso cuando exige demasiado y devuelve muy poco (estrés, ansiedad, culpa). Este vínculo nace del miedo a perder el empleo, del aislamiento (no hablar de lo que se sufre) y de la necesidad de supervivencia.
El principal vehículo de este engaño son las frases corporativas tóxicas:
- “Aquí somos como una familia”: Esta frase se usa para justificar la falta de límites, las exigencias sin pagar extra o la necesidad de sacrificar tu tiempo personal. Si fuera familia, la falta de respeto sería inaceptable, no un requisito.
- “Deberías estar agradecido”: Esta línea anula tu sentido crítico, promoviendo el pensamiento anestesiante de que tienes suerte, aunque vivas en agotamiento.
- La Ilusión del Reconocimiento: Tu esfuerzo se premia con elogios en lugar de derechos o compensación justa. Te dan una palmadita en la espalda cuando salvas el proyecto después de trabajar tres fines de semana, pero te niegan el aumento. Aprendes a buscar una palmadita en lugar de exigir condiciones dignas.

Empleo tóxico / Olga Pankova
¿Estás en la trampa de la lealtad tóxica?
Para recuperar tu lucidez y entender si estás en la trampa, el Dr. Solís recomienda responder honestamente a estas dinámicas. Identifica tu patrón:
- Ante la crítica de tu jefe: ¿Piensas (A) “Qué falta de respeto”, (B) “Seguro tuvo un mal día”, o (C) “Tiene razón, yo debí hacerlo mejor”?
- Al pensar en renunciar: ¿Lo que te frena es (A) buscar algo mejor, (B) la ansiedad del cambio, o (C) “No puedo dejarlos ahorita, me necesitan”?
- Frente a otro trabajo mejor pagado: Si tu jefe te dice “sin ti no somos nada”, tú (A) agradeces y te vas, (B) lo piensas mucho, o (C) te quedas “por lealtad”?
Si la mayoría de tus respuestas son C, tu identidad está fusionada con tu puesto. Estás sufriendo Estocolmo Laboral confirmado y te convences de que descansar es sinónimo de fallar.
TAMBIÉN PUEDES LEER: Modalidad 40 o Modalidad 10: ¿Cuál es el camino rápido a una mejor pensión?
El camino para poner límites saludables
Romper este vínculo no es una traición; es un acto de amor propio y supervivencia. El Dr. Solís subraya cuatro acciones clave para la recuperación:
- Desvelar la dinámica: Tienes que hablarlo con alguien fuera del entorno laboral. Lo que dentro parece normal, afuera se ve claramente como explotación.
- Tomar distancia: Desconecta por completo un fin de semana o toma vacaciones. La distancia física es indispensable para recuperar la perspectiva.
- Recuperar la lucidez: Repite esta verdad: “Mi valor no es mi productividad. Soy una persona, no un KPI.”Tu identidad no es tu puesto ni depende de la aprobación de tus jefes.
- Replantear la lealtad: Ser leal no significa permitir el abuso. Dejar una empresa que te daña es coherencia contigo misma.
Si una empresa te pide tu tiempo, energía e identidad, pero solo te devuelve estrés y culpa, eso no es gratitud: es dependencia emocional institucionalizada.

Empleo tóxico / Catherine Falls Commercial




