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  • 13 OCT 2025, Actualizado 13:10

El Premio Nobel de Literatura: ¿quién decide qué es la “mejor” literatura del mundo y con qué criterios?

Desde 1901, 121 autores han recibido el Nobel de Literatura. La lista traza un mapa del poder cultural más que una radiografía del talento universal.

Laszlo Krasznahorkai Press Conference In Madrid

Laszlo Krasznahorkai Press Conference In Madrid / Carlos Alvarez

El Premio Nobel de Literatura no nació de la buena voluntad de premiar el arte de escribir. Tampoco es el más importante, aunque sí el más influyente. En los últimos años, no siempre son los mejores escritores quienes lo reciben. Como ocurre con muchos galardones actuales, pesan más las razones políticas y sociales que la obra, el oficio o la voluntad de quienes escriben.

En 1895, el artífice de un producto de destrucción masiva, Alfred Nobel y su dinamita, dueño además de decenas de patentes, dispuso que su fortuna se destinara a reconocer a quienes aportaran “el mayor beneficio a la humanidad”. Irónico. De ahí surgieron cinco campos, entre ellos, la literatura.

En ese otro tiempo, la decisión sorprendió a propios y extraños. La comunidad científica, atribulada, no daba crédito a una determinación tan poco técnica. Nadie entendía por qué un empresario dedicado a los explosivos industriales querría financiar premios literarios. No lo parecía entonces, ni termina de hacerlo ahora.

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A Nobel se le atribuye una frase que marcaría el rumbo del galardón: debía entregarse a quien hubiera producido “la obra más destacada en una dirección ideal”. Esa ambigüedad se convirtió en el eje rector y, a la vez, en la fuente de sus mayores controversias.

Con el tiempo, los herederos se resistieron a cumplir el testamento. Finalmente, en 1900 se constituyó la Fundación Nobel, con sede en Estocolmo, para administrar los fondos y asegurar la entrega de los premios, respetando la voluntad del ya finado Alfred.

La Academia Sueca y el poder de decidir quién representa la literatura mundial

La Academia Sueca, fundada en 1786, se arrogó desde el inicio el poder de decidir quién merece el Nobel de Literatura. El proceso es hermético, las nominaciones permanecen en secreto durante medio siglo y las deliberaciones jamás se hacen públicas.

Lo que se presentó como un mecanismo para garantizar independencia terminó convertido en un sistema opaco y predecible, criticado por su sesgo cultural y por sostener, durante décadas, una visión estrictamente europea de la literatura.

De los primeros cincuenta premios, casi todos recayeron en autores occidentales. En 1913, el poeta indio Rabindranath Tagore rompió por primera vez ese cerco geográfico. En América Latina, Gabriela Mistral lo haría en 1945, inaugurando una representación regional más simbólica que frecuente.

Entre la ambigüedad y la autoridad

El Nobel de Literatura presume ser el reconocimiento más prestigioso del mundo editorial, aunque su legitimidad siempre ha pendido de un hilo. Ese criterio fundacional, la famosa “dirección ideal”,ha servido de coartada para premiar tanto a gigantes literarios como a autores cuya obra apenas resiste una nota al pie.

Durante el siglo XX, la Academia Sueca se movió entre el acierto y el desconcierto, porque alternó decisiones previsibles con auténticos disparates. Dejó fuera a nombres que definieron la literatura moderna, Tolstói, Joyce, Proust, Borges, y coronó, en cambio, a escritores que el tiempo se encargó de borrar sin esfuerzo.

Las críticas no han cesado. Su mirada eurocéntrica, su escasa diversidad lingüística y el prolongado desequilibrio de género conforman un historial que el premio aún intenta maquillar con discursos sobre inclusión y apertura.

Crisis internas y ajustes de rumbo

En 2018, el Nobel de Literatura vivió su momento más bochornoso. Escándalos de abuso sexual y filtraciones internas obligaron a suspender temporalmente el galardón, dejando al mundo editorial boquiabierto. Al año siguiente, se entregaron dos premios, correspondientes a 2018 y 2019, en un intento más de lavar la cara que de reconstruir confianza.

La Academia introdujo reformas mínimas y mantuvo intacta su estructura hermética y su lógica de deliberación secreta. Hoy, el Nobel sigue siendo un faro simbólico, aunque cada edición renueva la pregunta que nunca tiene respuesta, esa de ¿quién decide qué es la “mejor” literatura del mundo y con qué criterios?

Más de un siglo de premios, una discusión que no se cierra

Desde 1901, 121 autores han recibido el Nobel de Literatura. La lista traza un mapa del poder cultural más que una radiografía del talento universal. El premio conserva su prestigio, pero también arrastra la paradoja de su origen, un galardón fundado en la idealidad, sostenido por la subjetividad.

Más de un siglo después, la pregunta sigue vigente. El Nobel no solo premia literatura; confirma jerarquías, legitima voces y excluye otras. Su historia es, en el fondo, la historia de quién ha tenido derecho a definir qué vale como literatura.

Nobel Prizes 2025 - Literature / picture alliance

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