La huella francesa en México: Cómo Porfirio Díaz convirtió a México en el París de América
Sabías que los restaurantes en México nacieron gracias a Porfirio Díaz? ¿O que el afrancesamiento del Centro Histórico fue impulsado por su esposa, Carmelita Romero Rubio? Martha Debayle y Ángeles González Gamio, hablan sobre la increíble influencia cultural del Porfiriato.

La huella francesa en México: Cómo Porfirio Díaz convirtió a México en el París de América
La historia de México y Francia tiene más coincidencias de las que imaginamos. En el programa Martha Debayle en W, la periodista e historiadora Ángeles González Gamio, Premio Nacional de Periodismo 2022, compartió las razones por las que los mexicanos le untamos mantequilla al pan, usamos elevadores en las tiendas y tomamos banana split en Sanborns. Todo tiene que ver con un personaje clave: Porfirio Díaz.
Porfirio Díaz: el presidente que quiso hacer de México una capital europea
Tras décadas de guerras entre liberales y conservadores, y con el país sumido en el caos, Porfirio Díaz asumió el poder con la idea de pacificar y modernizar México. Su visión era clara: eliminar a los caudillos locales, centralizar el poder y transformar la capital en una ciudad de primer mundo. Inspirado en París, Díaz impulsó una ola de cambios que transformaron la infraestructura, la arquitectura y el estilo de vida de los mexicanos.
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La primera tienda departamental de México fue afrancesada
En 1899, se inauguró el Centro Mercantil, el primer gran almacén en México, ubicado frente al Zócalo capitalino, en lo que hoy es el Hotel Ciudad de México. Fue una revolución comercial: todo en un solo lugar, sin necesidad de regatear, con escaleras eléctricas, elevadores y un diseño inspirado en el modernismo europeo. Así nació el concepto de tienda departamental en México.

Porfirio Díaz: el presidente que quiso hacer de México una capital europea / Harlingue
La historia de Sanborns: de farmacia americana a icono nacional
Solo cuatro años después, en 1903, llegaron los hermanos Walter y Frank Sanborn desde Los Ángeles. Rentaron la Casa de los Azulejos, propiedad de la condesa de Orizaba, y abrieron la primera fuente de sodas y farmacia moderna en México: la Sanborn American Pharmacy. Trajeron consigo el concepto del banana split, el sundae y la ice cream soda, favoritos del propio Porfirio Díaz.
La influencia fue tal que todavía hoy asociamos a Sanborns con un estilo clásico y afrancesado, desde su menú hasta su arquitectura.
La colonia Condesa: de hacienda aristocrática a barrio cosmopolita
Pocas personas saben que la actual colonia Condesa fue una hacienda propiedad de la condesa de Orizaba, quien también era dueña de la Casa de los Azulejos. Su casa de campo, ubicada en lo que hoy es la embajada de Rusia, estaba rodeada por lo que ahora son calles como Benjamín Franklin, Sonora, Sinaloa y el Parque México.
El crecimiento urbano de esta zona refleja cómo la élite porfiriana modeló la ciudad siguiendo patrones europeos.
Palacios, mármol y mármol: los regalos del Porfiriato
Durante su gobierno, Porfirio Díaz trajo a los mejores arquitectos italianos para construir algunos de los edificios más emblemáticos del país. Entre ellos:
- El Palacio de Bellas Artes, estilo Art Nouveau, revestido en mármol blanco de Carrara.
- El Palacio de Correos, un edificio ecléctico con estilos morisco, barroco y renacentista.
- El Museo Nacional de Arte (MUNAL), antes Palacio de Comunicaciones, una joya del diseño italiano.
Todos estos edificios se convirtieron en símbolos de una época en la que México aspiraba a parecerse a Europa, tanto en estilo como en sofisticación.

Palacios, mármol y mármol: los regalos del Porfiriato / stockcam
El afrancesamiento que sigue vivo en nuestras costumbres
¿Por qué ponemos hielo en el agua? ¿Por qué no regateamos en las tiendas? ¿Por qué comemos postres como el banana split? Todo esto tiene raíces en el afrancesamiento del Porfiriato, una época en la que la Ciudad de México se transformó cultural, comercial y arquitectónicamente bajo el ideal europeo.
Gracias a figuras como Ángeles González Gamio, podemos redescubrir cómo esas decisiones del pasado siguen moldeando nuestro presente.
El legado del Porfiriato: teléfonos, palacios y la revolución de la cocina en México
La influencia del Porfiriato en la transformación de la Ciudad de México va mucho más allá de los palacios y las estatuas. Como lo contó Ángeles González Gamio en el programa Martha Debayle en W, fue una época marcada por avances tecnológicos, arquitectónicos y gastronómicos que aún hoy están presentes en nuestra vida cotidiana.
El Palacio de Correos: símbolo de modernidad en el corazón de la ciudad
Uno de los emblemas del progreso en el Porfiriato fue el Palacio de Correos, un edificio que combinaba arquitectura ecléctica europea con la más avanzada tecnología de su tiempo. Fue el primer inmueble público en tener líneas telefónicas y elevadores, lo que lo convirtió en un símbolo de la modernización de México.
Antes del teléfono, los mensajes se enviaban mediante “propios”, mensajeros que caminaban o iban a caballo por la ciudad. En las casas de las familias acomodadas, había empleados dedicados exclusivamente a llevar recados. Incluso existía un rudimentario servicio postal, pero todo se hacía de forma manual y con lentitud.
La lucha contra el hundimiento: ingeniería avanzada para los nuevos palacios
Construir en el suelo lodoso de la Ciudad de México era un reto. Muchos edificios, como el Palacio de Bellas Artes, requerían de soluciones innovadoras. Fue gracias a una empresa de Chicago que se introdujo el sistema de emparrillado de acero, una estructura que permitía que los edificios se hundieran de forma pareja y no colapsaran, a diferencia de la Catedral Metropolitana, que estuvo a punto de partirse por los hundimientos irregulares.

El legado del Porfiriato: teléfonos, palacios y la revolución de la cocina en México / Thom Lang
Los grandes edificios del Porfiriato que aún admiramos
Durante el gobierno de Porfirio Díaz se levantaron construcciones que hoy son íconos de la Ciudad de México. Entre ellos destacan:
- Palacio de Bellas Artes
- Palacio de Correos
- MUNAL (Museo Nacional de Arte)
- Palacio de Lecumberri
- Universidad Nacional (original sede)
- Museo del Banco de México
- Casino Español
Todos estos fueron parte del proyecto de Díaz para convertir a México en una nación moderna al nivel de las capitales europeas.
Lecumberri, la penitenciaría con forma de palacio
La construcción de Lecumberri, hoy sede del Archivo General de la Nación, respondió a la necesidad de sustituir la antigua y decadente cárcel de Belén. Porfirio Díaz importó el diseño de prisiones francesas, donde una torre central permitía vigilancia radial. Aunque comenzó como un modelo de modernidad, con el tiempo se volvió el temido Palacio Negro, hogar de presos políticos como Siqueiros y José Revueltas.
El impacto de la influencia francesa en la cocina mexicana
La mesa mexicana también cambió radicalmente durante el Porfiriato. Gracias al afrancesamiento de las élites, llegaron al país productos y técnicas que transformaron la gastronomía mexicana:
- Pan francés
- Salsa bechamel y salsa bearnesa
- Fondue
- Soufflés, ravioles, omelets, tallarines, croquetas
- Pastelería francesa: merengues, eclairs, petit fours
- Técnicas como el baño maría, glaseado y flambeado
Estas innovaciones convivieron con los sabores tradicionales de la cocina mestiza y española, creando una fusión culinaria única.
¿Qué comían los mexicanos antes del Porfiriato?
Antes de esta ola de modernidad, la dieta mexicana era una mezcla entre la herencia prehispánica y la influencia española virreinal. Se comían tamales, moles, sopes, pucheros, olla podrida y muchos guisos con frijoles, tortillas y chile. La llegada de ingredientes europeos como el cerdo, la manteca y el trigo permitió una evolución importante en la técnica y el sabor.
El origen del pan con mantequilla y el agua con hielo
Uno de los hábitos más comunes en México —untar mantequilla al pan— tiene su origen en la influencia francesa promovida por el círculo cercano de Carmelita Romero Rubio, la joven esposa de Porfirio Díaz. La moda de servir agua con hielo, el gusto por los postres fríos y el uso de técnicas francesas en la cocina se expandieron entre las clases altas y, con el tiempo, al resto de la sociedad.

El origen del pan con mantequilla y el agua con hielo / Peter Cade
Carmelita Romero Rubio: la mujer que refinó al poder y transformó la cultura porfiriana
Detrás de la figura de Porfirio Díaz no solo hubo un líder férreo, sino también una mujer cultivadísima, que marcó un antes y un después en la vida pública y privada del entonces presidente: Carmelita Romero Rubio. Su influencia fue clave para introducir los códigos de elegancia, refinamiento y sofisticación que caracterizaron al Porfiriato, desde la moda y la gastronomía hasta el surgimiento de los primeros restaurantes en México.
De mestizo a caballero: la transformación de Porfirio Díaz
Porfirio Díaz tenía origen mestizo, una mezcla de sangre indígena y española. Aunque ya era un líder consolidado, fue Carmelita, su joven esposa de apenas 17 años, quien lo guió hacia un nuevo nivel de presencia pública. Le enseñó a vestirse bien, a comer con elegancia y a hablar con mayor propiedad. Incluso se decía que ella lo “blanqueaba” con polvos, como parte del estándar estético de la época.
Cocina francesa en Palacio Nacional: la moda que se volvió tradición
Una de las propuestas más impactantes de Carmelita fue traer cocineros franceses a Palacio Nacional. La intención era clara: que el menú presidencial estuviera a la altura de la alta cocina europea, tal como lo dictaba la moda internacional. Este cambio no solo impactó a la familia presidencial, sino que todos los aristócratas comenzaron a imitar el estilo de Palacio.
Muchos de estos chefs franceses, tras conflictos con las señoras de la casa, abandonaron los palacetes para abrir sus propios restaurantes. Así nació el concepto de restaurante moderno en México, desplazando a las tradicionales fondas y mesones. La Ciudad de México comenzó a vivir una revolución culinaria.
La afrancesamiento de la Ciudad de México
El afrancesamiento del Porfiriato fue total: desde los restaurantes y perfumerías francesas, hasta las modistas y joyerías europeas. La avenida Madero se convirtió en un paseo que simulaba las calles de París. Llegaban revistas como La Moda Ilustrada, que traían los últimos diseños parisinos. Las mujeres de sociedad copiaban estos modelos y los llevaban a modistas locales, quienes los replicaban con telas francesas que se vendían en tiendas exclusivas del centro histórico.
Ir al centro: un ritual de elegancia
Durante décadas, el Centro Histórico de la Ciudad de México fue el lugar de encuentro y compras para la clase alta. Las familias se vestían de gala para visitar tiendas como El Palacio de Hierro o El Centro Mercantil. Fue hasta la llegada de Sears en Insurgentes o el Palacio de Hierro en Durango que comenzó la descentralización del comercio.

Cocina francesa en Palacio Nacional: la moda que se volvió tradición / stockcam
Arquitectura porfiriana: un París mexicano
Las colonias Roma y Juárez se transformaron con casas de estilo europeo, techos inclinados tipo mansarda, y edificaciones que simulaban el ambiente de una colonia parisina. Además, para conmemorar el Centenario de la Independencia de México, Porfirio Díaz impulsó la construcción de:
- El Palacio de Correos
- El Ángel de la Independencia
- El Palacio de Comunicaciones
- Kioscos y palacios municipales en todo el país
Esta visión no solo embelleció la ciudad, sino que dejó un legado arquitectónico de valor incalculable.
Invitaciones al mundo y regalos históricos
Para celebrar el Centenario de la Independencia, Díaz invitó a presidentes y embajadores de todo el mundo. Muchos enviaron regalos conmemorativos, como:
- El reloj otomano en la calle Bolívar
- El reloj de Bucareli
- Una réplica de la escultura de David de Donatello enviada por el gobierno de Italia
Estos símbolos reforzaron la idea de México como una nación moderna y conectada con el mundo.
El gran baile del siglo
El 15 de septiembre, tras un desfile histórico que representó todas las épocas del país, se celebró el gran baile en Palacio Nacional. Más de 10,000 invitados se reunieron entre cortinajes de lujo, espejos monumentales, esculturas y pinturas, muchas de ellas prestadas por las familias más ricas para decorar el recinto.
Fue el clímax de una era donde el lujo, la modernidad y el afrancesamiento fueron estandarte de la clase política y social del país.
Palacio Nacional, escenario de lujo y modernidad
El 15 de septiembre de 1910, Porfirio Díaz organizó una celebración sin precedentes: el baile del centenario de la independencia de México. El evento, que se llevó a cabo en Palacio Nacional, reunió a más de 10 mil invitados y fue considerado el punto culminante del esplendor porfiriano.
Para la ocasión, se instalaron 30 mil lámparas eléctricas, un logro técnico impresionante para la época. Además, se colocó una plataforma con columnas de mármol para los 150 músicos que amenizaron la noche con valses austriacos y otras piezas de moda en la Europa del siglo XIX.
El protocolo, el vestido y la alta cocina francesa
Carmen Romero Rubio, esposa de Porfirio Díaz, destacó con un vestido de seda de oro, bordado con perlas y canutillo, un broche de brillantes y una diadema reluciente. La opulencia y el protocolo eran esenciales: desde los tapices hasta los espejos monumentales, todo estaba diseñado para impresionar a los embajadores y representantes de países como Francia, Italia, España, Japón y Argelia.
Uno de los aspectos más recordados fue el menú de 12 tiempos, preparado por el chef francés Sylvain Dumont, quien trajo a la mesa platillos como consomé Rich, foie gras de Estrasburgo, escalopes de dorado, filet de venado y postres como brioche muselina y abricots glacés. Todo maridado con champaña Moët & Chandon, Jerez fino Garitano, y vinos franceses como Mouton 1889 y Chablis Mouton.

El protocolo, el vestido y la alta cocina francesa
Música en vivo y lujo sin Spotify
En aquellos años, no existía Spotify ni sonido ambiental digital. Si se quería música, había que traer a los músicos. Por eso, la presencia de una orquesta de 150 integrantes, enmarcada por una plataforma de mármol, reflejaba el esplendor cultural y artístico del Porfiriato.
El Porfiriato y su obsesión por la elegancia francesa
La influencia de Francia no solo se notaba en la arquitectura o la moda, sino también en la gastronomía. Fue gracias a Porfirio Díaz y a Carmen Romero Rubio que llegaron a México los cocineros franceses, quienes primero trabajaron para la alta sociedad y después abrieron los primeros restaurantes en México, desplazando a las tradicionales fondas.
Este proceso marcó el inicio de una nueva cultura culinaria en la Ciudad de México, en donde también florecieron las joyerías francesas, perfumerías y casas de moda, haciendo de la capital un verdadero “París latinoamericano”.
Legado histórico en cada rincón
Los grandes edificios del porfiriato, como el Palacio de Correos, el MUNAL, el Palacio de Bellas Artes, y el Palacio de Lecumberri, fueron construidos para celebrar el centenario de la independencia. Muchos de ellos aún se mantienen en pie, testigos de una época que buscaba modernidad, prestigio internacional y una identidad afrancesada.
Dale play y escucha la entrevista completa en: https://youtu.be/ZEI_ulOhRsw