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  • 27 JUN 2025, Actualizado 02:37

Michelle Lamy: performance, estética ritual y ocultismo

No grita, no exhibe. Es su voz y las cosas que dobla. Detrás de los artistas que todos veneran, hay la sombra de una artista mística que no admite ni niega, solo sugiere.

Michelle Lamy en GQ Men of the Year Award 2024

Michelle Lamy en GQ Men of the Year Award 2024 / Gerald Matzka

En el corazón del sistema estético de las élites culturales hay una figura que nunca da explicaciones. Michelle Lamy. Le han señalado de brujería, de realizar rituales de ocultismo. Pero nunca ha hecho nada por desmentirlo, r o desmarcarse del tema.

Nació en Oyonnax, al este de Francia. Ha sido abogada, bailarina, restaurantera, diseñadora, empresaria, musa de Rick Owens y curadora de experiencias estéticas radicales. Es también una figura que, sin declararlo de forma abierta, ha cultivado durante décadas un aura de ocultismo. No es convicción esotérica, sino parte de un sistema de símbolos que le permiten operar dentro del arte y la moda como figura y lenguaje, más que como persona.

Brujería, leyenda, estética ritual

Lleva dientes de oro, enegrecidos tatuajes en los dedos, permanentemente teñida de henna. Los anillos y capas negras. Su apariencia está diseñada para ser un significante. En entrevistas y apariciones públicas no hay un discurso directo que reivindique la brujería como creencia, pero sí una construcción visual deliberada que se apoya en códigos asociados al ritual, el chamanismo, el vudú o la magia simbólica.

“Me gusta que me vean como una bruja, aunque no creo en esas cosas”, se le cita en un comentario recogido en foros como Reddit, donde una usuaria diluye su admiración. Pero las cosas importantes a menudo se intuyen, no se gritan por los aires. En otras palabras, el que es bueno no tiene por qué anunciarle al mundo lo bueno que es, así como quien es verdaderamente malévolo nunca haría expresa una verdad estrepitosa.

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El cuerpo, el vehículo, y el artefacto

En varias ocasiones ha dicho que su cuerpo es un instrumento performático. En entrevistas para Interview Magazine y Neueluxury, ha descrito su modo de vida como una práctica de intensidad ritual. Su casa-estudio en París, que comparte con Rick Owens, a menudo se le compara con un templo experimental donde el arte, la moda y la provocación se interceptan en esa delgada línea del misticismo y la revelación.

En una crónica para Dazed, se le presenta como “una chamana sin doctrina”, alguien que invoca energías a través de acciones simbólicas, no fórmulas. Una escena típica: Michelle golpeando tambores de cuero en un desfile de moda, cubierta de capas oscuras, encendiendo fuego en el centro de un salón de mármol como si estuviera abriendo un portal. Magia y atmósfera.

La industria como terreno ritual

En los 90, Michelle dirigía el restaurante Les Deux Cafés en Los Ángeles. No solo era un lugar de comida, era un centro social donde convergían actores, músicos y figuras de la moda. Esa red, alimentada por una estética críptica, es lo que después detonaría su vínculo creativo con Rick Owens, a quien conoció justo en ese periodo.

Desde entonces, se volvió parte activa del universo Owens. Conceptualiza, dirige, lanza cápsulas colaborativas y opera como un espíritu que habita su marca. Y esa es la clave. Lamy no actúa dentro de un sistema comercial tradicional. Es una figura que interviene en la industria desde la forma, no desde el producto. La ropa y los objetos funcionan como dispositivos que activan una narrativa más amplia, el misterio, lo marginal, lo simbólicamente poderoso.

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El internet, el rumor, la provocación

En los márgenes del mainstream, la figura de Lamy ha sido explotada por la maquinaria del internet. Videos con títulos como “La bruja más temida de Hollywood” o “La hechicera que controla el mundo de la moda” acumulan miles de vistas.

En TikTok, su imagen circula entre adolescentes fascinados por la estética goth, sin distinguir del todo entre realidad y performance, o una magia siniestra que de lejos entenderían.

No hay evidencia concreta de prácticas esotéricas reales. Pero tampoco hay desmentidos. El silencio de Michelle ante la especulación se convierte en una herramienta más del juego. Mientras otros niegan, ella calla y otorga. Mientras otros explican, ella observa. Ese espacio entre lo dicho y lo omitido es donde opera el mito.

La artista, la bruja

La brujería en el caso de Michelle Lamy no se refiere a lo esotérico, sino a lo simbólico. No lanza hechizos, pero transforma espacios. No cree en el satanismo, pero se rodea de objetos cargados de códigos. No invoca entidades, pero su sola presencia altera el entorno.

¿Qué es el ocultismo sino una estrategia visual construida a golpe de ritos y manifestaciones?

Rick Owens : Runway - Paris Fashion Week - Womenswear Spring Summer 2022 / Kristy Sparow

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