GBU-57A/B, la bomba que cambiaría el rumbo de la guerra: el arma secreta que EE.UU. tiene bajo llave
Diseñada para destruir búnkeres nucleares enterrados a más de 60 metros, la GBU-57A/B es el arma más poderosa del arsenal no nuclear de EE.UU. y sigue siendo inaccesible incluso para sus aliados más cercanos.

Four rockets of anti-aircraft missile system are directed upwards against the background of sunset / Anton Petrus
La tensión crece en Oriente Medio, especialmente frente a la posibilidad de un enfrentamiento directo entre Irán e Israel. Reaparece entonces una vieja conocida del arsenal estadounidense, la bomba GBU-57A/B Massive Ordnance Penetrator (MOP).
Aún cuando el avance tecnológico ha superado con creces las expectativas de quien vive en estado de confrontación perpetua, y esa retórica de disuasión que domina las relaciones multilaterales, el diseño, propósito y exclusividad de esta munición, vuelve el núcleo mismo del poderío armamentístico de Estados Unidos: precisión, alcance y supremacía estratégica.
El arma fue desarrollada por Boeing y puesta en servicio por la Fuerza Aérea de Estados Unidos desde 2011. La GBU-57A/B es una bomba de 13.6 toneladas con una carga explosiva de más de 2 mil kilogramos de AFX-757. Su diseño está orientado a un solo objetivo: destruir estructuras subterráneas altamente reforzadas, imposibles de alcanzar con armamento convencional. No es un artefacto de uso común, ni una herramienta de combate flexible, es una solución para un problema puntual. Instalaciones como Fordow, el complejo nuclear iraní excavado a más de 80 metros bajo una montaña roca caliza cerca de Qom, sería, pues, el blanco perfecto.
De acuerdo con información revelada por el New York Post y The Times, la GBU-57A/B tiene la capacidad de penetrar entre 60 y 70 metros de concreto armado antes de detonar, un alcance sin precedentes en el arsenal no nuclear. Su sistema de guía se basa en GPS e inerciales, la espoleta inteligente permite detonar la carga solo después de haber atravesado la capa protectora. La precisión no es solo un atributo técnica, sino una condición necesaria con relación a la naturaleza de sus objetivos.
La bomba es de uso exclusivo de Estados Unidos, aún con su notoriedad y presencia en el mercado de la guerra desde hace más de una década. No ha sido exportada, ni siquiera a aliados estratégicos como Israel, cuyos arsenales incluyen variantes más ligeras como la GBU-28, una bomba de unas 2.3 toneladas que no tiene el alcance de penetración requerido para blancos como Fordow o Natanz. Así lo ha detallado un informe reciente del medio español AS, el cual señala que la MOP es “el arma que Israel necesita, pero que no tiene”.
La únicas aeronaves capacitadas para portar esta bomba son los bombarderos furtivos B-2 Spirit. Su diseño sigiloso, autonomía y capacidad de carga permiten no solo transportar la MOP, sino acercarla a blancos bien protegidos sin ser detectados por sistemas de defensa aérea avanzada. La operación logística y táctica para su uso, por tanto, depende completamente de Washington.
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La relevancia de la GBU-57A/B va más allá de sus especificaciones técnicas. En términos geopolíticos, simboliza el margen de acción exclusivo que se reserva Estados Unidos para situaciones críticas. Su sola existencia es una herramienta de presión diplomática. Cuando las sanciones y los acuerdos multilaterales fracasan, se vuelve visible esa línea roja que separa la persuasión de la amenaza.
Aunque no ha sido utilizada en combate, su despliegue en ejercicios militares y su continua modernización dan cuenta de su rol activo en la estrategia de contención frente a programas nucleares hostiles. El Pentágono ha sido reservado sobre el número de unidades disponibles, pero expertos como David Albright, del Institute for Science and International Security, estiman que la reserva no supera las dos docenas.
En un panorama internacional donde el equilibrio se sostiene sobre acuerdos frágiles, la GBU-57A/B no es una herramienta de guerra inmediata, sino un recordatorio de la arquitectura bélica que permanece vigente detrás de los discursos.

Four rockets of anti-aircraft missile system are directed upwards against the background of sunset / Anton Petrus