EE. UU. suspende redadas contra migrantes en sectores clave por presión social y crisis económica
El gobierno de Estados Unidos ordenó detener temporalmente operativos migratorios en granjas, hoteles y restaurantes tras protestas masivas y alertas por impacto económico en industrias dependientes de trabajadores indocumentados.

Los Angeles Riots / Anadolu
El gobierno de Estados Unidos dio marcha atrás. Las redadas masivas contra trabajadores migrantes, que habían desatado tensión en decenas de ciudades, han sido suspendidas temporalmente. La decisión se tomó tras semanas de presión social, fracturas internas y advertencias económicas desde sectores industriales que dependen, de forma estructural, de la mano de obra migrante.
La instrucción, enviada directamente a oficinas regionales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), ordena detener operativos en centros laborales específicos: hoteles, restaurantes, campos agrícolas, empacadoras, granjas de acuicultura y plantas de procesamiento de carne. Se trata de industrias que concentran a millones de trabajadores indocumentados y que, desde la reactivación de las redadas, comenzaron a reportar ausencias masivas, bloqueos logísticos y caída en ventas.
Sin migrantes, el costo económico y político es alto
No se trata de un giro ideológico. Es un ajuste táctico. Mientras los discursos desde la Casa Blanca siguen apuntando a una meta de un millón de deportaciones antes de fin de año, las operaciones en campo han comenzado a desescalar. El costo político y económico de seguir empujando redadas a plena luz y en sectores estratégicos resultó insostenible.
Las protestas en ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Santa Ana, El Paso y Dallas obligaron al repliegue. El despliegue de marines y Guardia Nacional para contener manifestaciones detonó una serie de demandas judiciales, entre ellas una que consiguió, al menos en California, frenar la militarización de barrios con alta población migrante.
Además, asociaciones agrícolas y sindicatos de trabajadores comenzaron a documentar el colapso parcial de sus operaciones. Productores de frutas en Texas y Florida reportaron que, ante la amenaza de arrestos, los jornaleros abandonaron los cultivos en plena cosecha. Restaurantes de cadena y hoteles en zonas turísticas operaban con plantillas recortadas. El efecto fue inmediato: pérdidas, cancelaciones y parálisis.
Detenciones dirigidas a migrantes con antecedentes penales
La orden de suspender las redadas no es general. ICE puede continuar con detenciones dirigidas, enfocadas en migrantes con antecedentes penales o vinculados a delitos mayores. Pero los operativos indiscriminados en espacios laborales, que se convirtieron en el símbolo de la política migratoria de mano dura, están en pausa. Y eso es, en este momento, un viraje.
Sin trabajadores migrantes, la economía de Estados Unidos se cae
El cálculo es evidente. En medio de un escenario de polarización extrema, con elecciones legislativas en puerta, la narrativa del enemigo interno comienza a resquebrajarse frente a una realidad material: sin trabajadores migrantes, la economía de Estados Unidos no solo se encarece, se fractura.
No hubo anuncio público ni conferencia oficial. Solo un memorando interno y el repliegue silencioso de los equipos de redada. Un retroceso estratégico, sin concesión discursiva, pero con implicaciones profundas. Porque lo que está en juego no es solo la política migratoria, sino la forma en que el país decide, o no, convivir con quienes lo sostienen.

Foto: Getty Images / David McNew