Rusia cierra la llave del gas a Polonia y Bulgaria
Rusia
El gobierno de Rusia interrumpió este martes el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, debido a que ambos países se negaron a pagar el energético en rublos, una condición que impuso el gobierno ruso el 31 de marzo a sus compradores de energía, con el fin de proteger su moneda de las sanciones por la invasión a Ucrania.
El anuncio coincide con la expulsión de 50 oligarcas y empresarios rusos de Polonia, entre los que se encuentran directivos de Gazprom, la empresa de gas de Rusia, que suministra el energético a través del gasoducto Yamal.
Las autoridades señalaron que no tienen deudas con Gazprom, por lo que el corte será un claro incumplimiento de contrato para el que se tomarán las medidas pertinentes.
No habrá escasez de gas en Polonia
El gobierno polaco dijo que Gazprom les informó que dejará de suministrarles gas por completo desde este miércoles a las 8 horas, siendo así el primer país que sufra este corte desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania que hoy cumple 62 días.
Sin embargo, Polonia está preparada para este corte y no habrá escasez de gas en los hogares, aseguró la ministra para el Clima, Anna Moskwa, quien explicó que desde hace tiempo cuentan con independencia energética y cuentan con hasta un 76% de capacidad en materia de gas.
No es necesario un racionamiento, asegura Bulgaria
Bulgaria es el segundo país que sufrirá el corte del suministro de gas ruso este miércoles a las 8 horas, sin embargo su gobierno, al igual que en de Polonia, aseguró que en este momento no es necesario racionar el consumo del energético.
Sin embargo, hasta el 90% del energético que consume Bulgaria procede de Rusia.
Aumenta la presión para Alemania
Alemania tiene también una alta dependencia del gas ruso y su gobierno ha advertido que un corte brusco del energético pondría riesgo la paz social en su territorio.
Sin embargo, se siguen dando pasos para prescindir totalmente del gas ruso, apostando por las energías renovables y el hidrógeno como fuerte de energía; una meta que el gobierno alemán prevé lograr en 2024, una fecha aún lejana ante el peligro inmediato de un corte del gas ruso.