La procrastinación no es un problema de tiempo, sino de emociones
El psicoterapeuta Mario Guerra advierte que más del 60% de los mexicanos posponen tareas importantes no por falta de organización, sino por miedo, ansiedad y otras emociones que evitan enfrentar.

La procrastinación, ese hábito de postergar tareas importantes, no tiene que ver con la gestión del tiempo, sino con las emociones. / Oleg Breslavtsev
La procrastinación, ese hábito de postergar tareas importantes, no tiene que ver con la gestión del tiempo, sino con las emociones.
Mario Guerra explica que, en México, el 61% de las personas reconocen postergar actividades con frecuencia. Sin embargo, este comportamiento no se debe a la pereza ni a la desorganización, sino a lo que él denomina procrastinación emocional: el acto de evitar tareas que detonan sensaciones incómodas como el miedo, la vergüenza o la inseguridad.
Cuando el miedo se disfraza de distracción
Existe la procrastinación cotidiana, la que surge de distracciones como revisar redes sociales o ver series y la procrastinación emocional, la cual tiene un trasfondo más profundo.
Esta evasión emocional puede estar relacionada con el miedo al fracaso, el miedo al éxito, la inseguridad personal o al perfeccionismo. Estas emociones generan un “sabotaje invisible” y terminan paralizando el avance personal o profesional.
TAMBIÉN PUEDES LEER: ¿Cómo generar confianza a través de tu imagen personal?
Impacto en la salud mental
Estudios revelan que la procrastinación emocional se asocia directamente con la ansiedad, el estrés crónico y la baja autoestima. Por ello, Mario Guerra propone una estrategia práctica para reconocer y reducir la procrastinación emocional:
- Identificar la “alarma emocional”: reconocer qué emociones surgen al pensar en la tarea.
- Tomar acción mínima: dedicar solo cinco minutos a comenzar, para desactivar la resistencia inicial.
- Separar emoción y acción: actuar a pesar del miedo o la inseguridad.
- Nombrar el sabotaje: reconocer cuándo se está evitando por temor.
- Celebrar los avances imperfectos: priorizar el progreso sobre la perfección.