¿Por qué hay osos invadiendo casas en Monterrey?, se meten a jardines, albercas, conviven con humanos y cada vez hay más casos VIDEOS
Escuelas, casas, calles, negocios, ellos no saben de zonas o lugares, bajan de las montañas y han hecho de Monterrey su zona de confort. ¿Por qué cada vez se ven más Osos en Nuevo entre la civilización en Monterrey?. Te contamos los motivos.

Osos en Monterrey: Una Convivencia Forzada entre Naturaleza y Urbanismo
En las calles de Monterrey, un invitado inesperado ha comenzado a irrumpir, cada vez con mas con frecuencia: el oso negro americano. Lo que hace décadas era un avistamiento excepcional, hoy se ha convertido en una rutina casi semanal, que genera tanto fascinación como temor.
Esta semana van dos lugares diferentes en las que se observa en casas y calles, un oso, que baja de la sierra en busca de agua, alimento o simplemente paseando entre condominios o colonias, causando ternura en algunos casos, pero casi siempre preocupación por su comportamiento.
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En 2024, Protección Civil de Nuevo León registró 195 avistamientos, 40% más que en 2023. Pero, te has preguntado...
¿Por qué hay osos en Monterrey?
Nuevo León, últimamente apodado “tierra de osos”, alberga una población estimada de entre 300 y 700 ejemplares de esta especie, son nativos de la región, gracias a un vasto territorio boscoso que una vez cubrió gran parte del norte mexicano. Su presencia en la capital regiomontana se debe a su arraigo histórico en las montañas circundantes, pero también a la proximidad inevitable entre su hábitat y la expansión urbana.
Monterrey, enclavada en un valle rodeado de sierras, ha visto cómo sus suburbios trepan por las laderas, fragmentando los corredores naturales de los osos y obligándolos a descender en busca de refugio o alimento.
En redes sociales cada vez son más comunes las grabaciones de este animal, conviviendo con el humano, casi casi en una escena cotidiana, como si se tratara de algún perro o gato. Casi siempre tranquilos. confundidos, buscando agua o comida, en lagunas ocasiones cariñosos o muy cercanos a la gente.
Grabaciones en escuelas, donde sorprenden a alumnos mientras duermen en el patio, o en zonas residenciales, donde corren en busca de las albercas para combatir el calor.
Incluso en las zonas más exclusivas, como le pasó a Martín Demichelis, el exentrenador de Rayados, que, junto a su familia, vio como un oso entró a su condominio, en un video que se hizo viral hace algunos meses.
El aumento de avistamientos: Un síntoma de presiones ambientales
El incremento en los reportes, de 24 en 2008 a casi 200 por año como en el 2024, no es casualidad, sino el resultado de una preocupación ambiental y muchos problemas climáticos que resolver en la zona.
En primer lugar, la expansión urbana ha devorado hábitats clave. En la última década, la mancha urbana de Monterrey se ha triplicado, invadiendo zonas como la Sierra de Santa Catarina y el Cerro del Chupón, rutas que por siglos ocuparon los osos para su hábitat natural y alimentación.
Sumado a ello, la escasez de agua y alimento, agravada por sequías prolongadas y el cambio climático, empuja a estos animales hacia las periferias humanas.
Sin embargo, y de acuerdo a propia gente que vive en Monterrey, el detonante más humano es la abundancia artificial de comida. Basura mal contenida, restos de picnics en parques e incluso agua de mascotas dejada al aire libre actúan como un imán irresistible para que ellos bajen a las calles.
La Profepa clasifica al oso negro como en peligro de extinción, y estos avistamientos urbanos son un síntoma de su vulnerabilidad, no de una invasión agresiva., por lo que, más allá del riesgo que pueden significar, las autoridades piden no hacerles daño y pedir ayuda a los números de emergencia.
Hasta el momento, de los casi 200 llamados para atender avistamientos de osos, hay muy pocos (menos de 10), donde se han reportado algún tipo de agresión o peligro, por lo que el tema, lejos de ser una preocupación de seguridad, se ha tomado como un tema de urgencia ambiental.
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¿Dónde viven normalmente en Nuevo León?
En su estado óptimo, los osos negros no patrullan avenidas ni jardines privados; habitan los rincones más remotos y boscosos de la entidad. Su hogar principal es la Sierra Madre Oriental, que serpentea por el estado como una espina dorsal verde.
El epicentro es el Parque Nacional Cumbres de Monterrey, un vasto mosaico de pinos y encinos donde se concentra la mayor población, con densidades altas en áreas protegidas como la Sierra de Picachos. Otras zonas clave incluyen el Cerro de la Silla, el Cerro del Potosí y la Sierra de Bustamante, donde estos animales recorren cientos de kilómetros en busca de bayas, insectos y carroña, lejos de luces y humanos.
Estos ecosistemas montañosos, con altitudes de hasta 3,000 metros, ofrecen el aislamiento que necesitan: territorios amplios para machos de hasta 270 kg y hembras con crías, en una vida solitaria y territorial.