De la XEW a W Radio: 95 años de programas que marcaron un hito en la historia de la estación
De la magia del radioteatro de la XEW a la voz crítica de W Radio

Hubo un tiempo en que México se detenía. No por un sismo, sino por una voz que salía de la radio. Era la XEW, un coloso mediático cuya frecuencia no solo marcaba el pulso del país, sino que tejía su alma. De esa era dorada a la reinvención actual como W Radio, su historia es un viaje fascinante que revela cómo el medio más íntimo se ha adaptado sin perder la magia.
La era de la XEW: cuando la radio era el gran espectáculo
La XEW no fue solo una estación de radio; fue un teatro sin telones, una sala de cine sin pantalla. Sus programas eran los grandes rituales colectivos que nos unían. Las radionovelas, por ejemplo, eran capaces de paralizar a una nación entera. ¿Quién no recuerda a sus abuelos sintonizando “El Derecho de Nacer”? Era más que un melodrama; era la conversación diaria, el drama que se vivía en millones de hogares.
Pero la música era el corazón que bombeaba con fuerza. “La Hora Azul” no fue un simple programa, sino la gran catedral musical donde se consagraron leyendas como Agustín Lara y Pedro Vargas. Por sus micrófonos pasaban las musas y los poetas del bolero, construyendo un cancionero que definiría a una generación. Y para los más pequeños, estaba “Cri-Cri, el Grillito Cantor”, que con sus cuentos y canciones nos enseñó que la fantasía podía habitar el aire.
La XEW también era el lugar donde la risa se daba cita. “La Hora de los Aficionados”, se puede considerar un precursor de los reality shows por su formato participativo donde el público cantaba, declamaba o contaba chistes con el acompañamiento musical de la estación, haciendo que fuera un programa clásico de radio con una gran interacción con la audiencia.
Y para los amantes del terror, “Apague la luz y escuche”, con la voz de Arturo de Córdova, era el pasaporte a un universo de escalofríos.
El nacimiento de una nueva voz
Entrado el siglo XXI, la radio mexicana experimentó un cambio radical. La adquisición de parte de la estación por Grupo Prisa, el titán mediático español, supuso un golpe de timón. La vieja XEW, con su nostalgia y su melodrama, cedió su lugar a W Radio, que apostó por un formato más fresco, más de análisis y debate, más de “radio hablada”.
Con esta nueva línea editorial, la voz ya no buscaba solo entretener; buscaba reflexionar.
Foto: Redes Sociales
W Radio: del melodrama a la conversación
La nueva W Radio entendió que el público ya no solo quería dramas o música. Quería participar, opinar y, sobre todo, informarse. Los programas que definieron esta nueva era lo demuestran.
“Así las Cosas”, con sus diferentes voces a lo largo del día, se convirtió en el faro del periodismo, un espacio para el análisis político y social que se atrevía a preguntar y a disentir. La nueva radio era crítica, inmediata.
El humor también evolucionó. La irreverencia de “La Corneta”, con Eduardo Videgaray y “El Estaca”, demostró que se podía hacer sátira política y social sin perder el hilo de las noticias. Fue la versión moderna de aquel humor de antaño, pero con un aire más descarado y jovial.
Finalmente, programas como “Martha Debayle en W” o “WFM” de Alejandro Franco, mostraron la capacidad de la nueva radio para crear nichos. Ya no se trataba de llegar a todos, sino de crear comunidades de oyentes fieles, con temas tan variados como el desarrollo personal, la cultura o la música alternativa.
La historia de la W es la de una reinvención magistral. De un medio que conmovía a millones con un solo bolero, se convirtió en una voz que provoca, informa y debate. El nombre y el formato han cambiado, pero la esencia permanece: la de una radio que, de una forma u otra, siempre está en el centro de la conversación.