China y Rusia: buscan dar un giro histórico reescribiendo la historia de la Segunda Guerra Mundial
Ambos países redefinen su rol en la historia de la Segunda Guerra Mundial, minimizando la contribución de Occidente para fortalecer su alianza y narrativa

Acorde a un artículo publicado por The Washington Post en un movimiento estratégico que busca consolidar su alianza frente a Occidente, China y Rusia están impulsando una nueva narrativa sobre la Segunda Guerra Mundial, reescribiendo la historia para reinterpretar los eventos que definieron el siglo XX. Este esfuerzo conjunto busca minimizar la importancia del papel de Estados Unidos y el Reino Unido, mientras se magnifica el de la Unión Soviética en la derrota de las potencias del Eje, Japón y Alemania.
Esta “batalla cultural”, como la han definido algunos analistas, se basa en una reinterpretación histórica que desafía la visión occidental tradicional, centrada en eventos como el Desembarco de Normandía o la ayuda de las naciones occidentales a los países aliados. En su lugar, Pekín y Moscú buscan posicionarse como los verdaderos garantes del fin de la guerra, un relato que fortalece su discurso nacionalista y su unidad frente a Occidente.
¿Cómo están reescribiendo la historia?
La estrategia de los gobiernos de China y Rusia para promover esta nueva narrativa es multifacética y utiliza diversas herramientas de comunicación y propaganda. Se ha observado que los medios estatales chinos están promoviendo de manera activa esta visión, reduciendo la importancia de la ayuda que Estados Unidos brindó a China en su lucha contra la invasión japonesa, un apoyo que muchos historiadores consideran crucial para la supervivencia del país asiático durante el conflicto.
Además, la narrativa se está popularizando a través de contenidos de fácil acceso para la población. Una de las herramientas clave para difundir esta perspectiva histórica son las películas patrióticas y los contenidos generados por inteligencia artificial. Estas producciones tienen como objetivo fomentar un fuerte sentimiento nacionalista, reforzando la idea de que la victoria sobre el fascismo fue, en gran medida, un logro exclusivo de estas dos naciones. Este enfoque tiene un impacto significativo en la memoria colectiva de los ciudadanos, especialmente en las generaciones más jóvenes que acceden a la historia a través de estas plataformas.

La batalla por la narrativa y el futuro geopolítico
La iniciativa china y rusa no es casual. Este 3 de septiembre, durante el 80.º aniversario de la rendición japonesa, el presidente Vladimir Putin asistió a la conmemoración en China, un acto que simboliza y valida públicamente esta alianza ideológica. Este tipo de eventos refuerza la idea de un bloque unificado que comparte no solo intereses económicos y militares, sino también una visión histórica y cultural.

El objetivo final es claro: crear una visión del mundo que posicione a China y Rusia como potencias históricas, capaces de influir en el relato global y desafiar la hegemonía occidental. Al reinterpretar el pasado, ambos países buscan legitimidad en el presente y, sobre todo, proyectar su poder en el futuro. La reescritura de la historia se convierte así en un arma geopolítica, una herramienta para moldear percepciones, fortalecer su alianza y consolidar su papel como actores clave en el nuevo orden mundial.