Sismo en Rusia y su eco en México: alerta de tsunami, varios estados bajo vigilancia
El terremoto de magnitud 8.8 en Kamchatka activó alertas preventivas de tsunami en la costa del Pacífico mexicano, sin consecuencias graves; la amenaza principal sigue siendo interna.

Magnitude 8.8 earthquake strikes off Russia's Kamchatka Peninsula / Anadolu
Un sismo de magnitud 8.8 registrado en la península de Kamchatcka, Rusia, que se ubica sobre la placa tectónica norteamericana, golpeó la madrugada del 30 de julio a todo el cinturón del Pacífico, poniendo así a prueba los sistemas de alerta en diversos países de América, entre ellos México, que de inmediato activó protocolos preventivos frente a la amenaza de un tsunami de alcance transoceánico.
Estados y costas mexicanas bajo amenaza
Baja California, Sinaloa, Jalisco, Colima, Michoacán. Guerrero, Oaxaca y Chiapas han sido alertadas por la Secretaría de Marina y Protección Civil. Con el transcurrir de las horas, el monitoreo se centró en la oscilación del nivel del mar, así como en el movimiento de las olas y el incremento de su tamaño, cuya capacidad de destrucción pudiera alcanzar los linderos donde yace población costera.
Las variaciones registradas no superaron los 35 centímetros y no hubo daños hasta ahora registrados. Sin embargo, la alerta es un recordatorio de que los grandes eventos sísmicos en el hemisferio norte pueden tener implicaciones directas para México, aun sin contacto tectónico directo.
PUEDE INTERESARTE: Vecindades como ratas: la naturaleza de la supervivencia | Días Extraños
Ondas globales sin repercusión local
Especialistas en geofísica han descartado que el sismo de Kamchatka pueda detonar actividad sísmica en México. Pero reconocen que terremotos de esta magnitud a menudo generan ondas sísmicas que recorren el planeta entero, y que en algunos casos son detectadas por instrumentos en zonas distantes. Los expertos dicen, pues, que estas ondas registradas tras el fenómeno ruso no alcanzan la energía necesaria para alterar el estado de tensión en las fallas mexicanas, pero confirman la interconexión dinámica de la corteza terrestre.
La verdad es que el sismo ruso no modifica la realidad mexicana. El riesgo real para México sigue concentrado dentro de sus propias brechas sísmicas, especialmente las de Guerrero y Michoacán, cuya energía, acumulada desde hace décadas, pudiese liberarse y generar eventos de una magnitud similar o superior a los 8 grados, con capacidad destructiva total sobre el territorio nacional. Ya hemos visto.
México, el país que siempre vigila
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) y los protocolos costeros han demostrado su valía y eficacia: información emitida con oportuna velocidad; las autoridades locales activando la estrategia de protección civil. La población costera atenta de las instrucciones a seguir, sin rechistar, la supervivencia siempre por delante.
Aunque el escenario ruso no pasó de la fase preventiva, el ejercicio dejó de manifiesto que los mecanismos de vigilancia mexicanos están activos, y funcionan. Mucho también depende de los tiempos de reacción y de la disciplina social frente a una amenaza natural que no concede margen de improvisación.
La amenaza permanece en casa
No nos equivocamos, México debe observar lo que ocurre en otros puntos del planeta, sin perder de vista su propio subsuelo. Aquellos eventos en Rusia no aumentan ni reducen el riesgo nacional. No así, confirman que dentro del Anillo de Fuego, la actividad sísmica permanece y que la preparación debe estar siempre lista, pendiente a reaccionar en el momento más crítico.
Así Kamchatka concentre todas las miradas del mundo, las costas de Guerrero, Oaxaca y Chiapas continúan acumulando energía tectónica. Es ahí donde se definirá, tarde que temprano, la verdadera prueba para México, si no es que ya ha pasado por más de una y el país ha resistido. Pero nada es para siempre.

Pacific Ring of Fire, illustration / MARK GARLICK/SCIENCE PHOTO LIBRA