Detención de “El Mayo” y asesinato de Cuen marcaron un antes y después para Sinaloa
Ambos hechos desataron una guerra entre facciones criminales en Sinaloa que no ha podido ser contenida por las autoridades

FOTO: JOSÉ BETANZOS ZÁRATE/CUARTOSCURO.COM
Este viernes se cumple un año de la detención en Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, y el misterioso asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, exrector universitario y político clave de Sinaloa.
Ambos hechos ocurridos el 25 de julio de 2024 que marcaron un antes y un después en Sinaloa. Una crisis y una guerra entre facciones criminales que no se ha contenido.
Guerra entre facciones tras el asesinato y la detención
Una carta publicada el 10 de agosto, atribuida a “El Mayo”, reveló que habría sido secuestrado por los hijos del “Chapo” Guzmán cuando supuestamente iba a sostener una reunión con Cuén y el gobernador Rubén Rocha Moya, para discutir el conflicto entre ambos políticos por el control de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
En el documento, el capo narra que, al llegar a una finca de Culiacán, a la que fue citado, fue emboscado y subido a una camioneta. Desde allí fue llevado a una pista aérea, donde abordó una avioneta junto a Guzmán López, el hijo de “El Chapo”, y tras varias horas de vuelo, aterrizaron en El Paso, Texas, donde fueron detenidos por autoridades estadounidenses.
En un principio, la muerte de Héctor Cuen y la detención de “El Mayo” no fueron hechos que se relacionaron. La Fiscalía General del Estado, entonces dirigida por Sara Bruna Quiñónez, presentó un video falso a la opinión pública como prueba de que el político habría sido asesinado en un intento de asalto.
Crisis institucional y aumento de la violencia
Días después, la FGR denunció que la investigación del homicidio de Cuén estaba plagada de irregularidades como errores en la necropsia, omisiones en la escena del crimen y que se incineró el cuerpo de la víctima antes de que se agotaran las indagatorias, por lo tanto, decidió atraer el caso. Las afirmaciones provocaron una crisis institucional que le costó el cargo a la fiscal estatal.
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Sobre la supuesta reunión entre el capo, el político asesinado y el gobernador de Sinaloa, Rocha Moya aseguró que el día de los hechos no se encontraba en el Estado y negó cualquier vínculo con la delincuencia.
Tanto el asesinato como la detención, ocurridos el mismo día, marcaron un antes y un después en el reacomodo del poder criminal en el estado. Desde entonces, la violencia se ha recrudecido en diversas regiones de la entidad, sobre todo en Culiacán.
Aunque el Gobierno Federal mantiene una estrategia para el combate a la inseguridad en Sinaloa conformada por más de 12 mil elementos, la violencia ha alcanzado los 20 municipios del estado.
La pugna entre criminales ha dejado alrededor de 2 mil desapariciones, 1 mil 600 homicidios, bloqueos, casas y negocios incendiados, enfrentamientos armados y al menos 3 mil familias desplazadas.
Todo lo anterior, le ha provocado a los habitantes de Culiacán una percepción de inseguridad del 90.8% según la más reciente encuesta del INEGI, convirtiéndose así en el área urbana con mayor percepción de inseguridad en el país.
Esta situación ha provocado un declive económico en el Estado. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), entre abril de 2024 y abril de 2025 se ha registrado una pérdida de casi 15 mil empleos en Sinaloa.