Los sacerdotes pueden perder la esperanza… llama la Iglesia a atender salud mental
¿Quién cuida a quienes cuidan?, se cuestiona la Iglesia Cristiana.

Tras el suicidio del padre Matteo Balzano, en Italia, se debe cuestionar ¿quién cuida a quienes cuidan? / D-Keine
Al recordar que el Papa León XIV afirma que nadie está solo y puede buscar ayuda, la Iglesia Católica, llamó a brindar atención a la salud mental de todos los religiosos, pues considero que tras el suicidio del padre Matteo Balzano, en Italia, se debe cuestionar ¿quién cuida a quienes cuidan? ¿Quién acompaña a los que dedican su vida a consolar, escuchar y sostener a otros?
En su editorial Desde la Fe, la Arquidiócesis Primada de México, reconoció que la salud emocional y mental de sacerdotes, ha sido un terreno poco explorado y muchas veces envuelto en silencios, autoexigencias y soledad.
Ante ello, consideró que hablar del cuidado mental de los sacerdotes no es un tabú y, por el contrario, es una necesidad pastoral. Pues así como se exhorta a cuidar su formación intelectual y su testimonio moral, también es imprescindible velar por su bienestar espiritual, emocional y psicológico. Y este cuidado no es solo responsabilidad personal: debe ser comunitario, fraterno y estructural.
“La comunidad también está llamada a mirar a sus sacerdotes con ternura. A no tratarlos como funcionarios ni superhombres. A preguntarles, simplemente, cómo están. A ofrecerles una conversación, una amistad sincera. Porque un sacerdote sin vínculos reales y sin afectos sanos corre el riesgo de ahogarse en el aislamiento”.
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La Iglesia consideró que al interior del clero, es importante fortalecer una cultura de fraternidad y apoyo mutuo y los sacerdotes se animen a hablar entre ellos, a no disimular el cansancio, a buscar ayuda sin temor al juicio o la incomprensión.
Explicó que cada diócesis, incluida la Arquidiócesis de México, cuenta con personal, instancias y estructuras dedicadas al cuidado de los sacerdotes. Sin embargo, estas no pueden sustituir la responsabilidad personal de cada presbítero en el autocuidado.