Claudia Sheinbaum, su origen judío y la presión global por Israel: entre la guerra y la política mexicana
La presidenta ha optado por una postura laica y científica.

Presidenta Claudia Sheinbaum / ObturadorMX
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México es histórica por múltiples razones: es la primer mujer en ocupar el cargo, la primera científica y la primera persona de origen judío. Pero en lugar de celebraciones, su ascendencia ha sido convertida en munición política.
Herencia judía, crianza laica
Sheinbaum nunca lo ha ocultado, es nieta de migrantes judíos. Por el lado paterno, su familia huyó de Lituania; por el materno, escaparon del Holocausto en Bulgaria. Creció sin religión, en un hogar de científicos. También ha sido frontal en reconocer que no es católica, ni practicante, ni pertenece a ninguna comunidad religiosa.
Hay otra cosa que suele omitirse en el debate público; Claudia Sheinbaum no tiene ningún vínculo con el Estado de Israel. Ni pasaporte, ni ciudadanía, ni filiación ideológica, ni lazos diplomáticos o personales. Su conexión con la cultura judía es exclusivamente familiar y cultural, ligada a sus abuelos. Nada más.
Fox y el eco del antisemitismo
En plena campaña presidencial, Vicente Fox la llamó “judía búlgara” y “extranjera”. No fue un desliz. Fue un mensaje codificado para el votante conservador que ve lo distinto como amenaza. Sheinbaum nació en la Ciudad de México. Es mexicana. Pero el linaje, en manos de la derecha, se convierte en estigma.
La comunidad judía espera más
El rabino Dudi Caplin lo dijo no sin cierto desparpajo, “Esperamos que su corazón judío despierte”. Las expectativas no escritas sobre Sheinbaum que por tener raíces judías debe apoyar al Estado de Israel revelan una presión que ningún otro líder enfrentaría.
Pero esa expectativa ignora un hecho básico, ese que Sheinbaum no ha tenido nunca relación con Israel ni con ninguna institución vinculada al sionismo político o religioso. Su biografía es mexicana, su vida está anclada en Tlalpan, en la UNAM, en la izquierda urbana. Lo demás es proyección ajena.
Fake news, menorás y conspiraciones
Se han difundido imágenes falsas de Sheinbaum con una menorá, insinuando que impondrá el judaísmo en un país católico. También circularon videos editados donde supuestamente amenaza con cerrar iglesias. Todo falso. Pero no es ingenuidad, es propaganda diseñada para sembrar odio étnico y religioso. Tácticas viejas con envoltorio digital.
No lo suficientemente mexicana para algunos
La narrativa subterránea es simple: “no es una de nosotros”. No importa que haya nacido en México, que hable con acento chilango, que su formación sea pública y nacional. Para los operadores del miedo, basta con decir “Sheinbaum es judía” para activar el reflejo tribal.
Una presidenta sin fe, pero con historia
Sheinbaum no milita en ninguna religión. No ha usado su origen como escudo, ni lo ha negado para complacer. Ha optado por una postura laica y científica. Y eso, en tiempos de guerra global y polarización ideológica, la convierte en blanco perfecto. No por lo que hace, sino por lo que representa.
El linaje no se elige, la política sí
En la guerra simbólica de hoy, ser judía y no apoyar abiertamente a Israel, o ser presidenta sin profesar fe alguna, se vuelve motivo de sospecha. Pero ese es el verdadero campo de batalla, ese derecho de cualquier líder a ejercer el poder sin cargar con los prejuicios de otros.
Claudia Sheinbaum no es el estandarte de una religión ni la traidora de un linaje. No tiene vínculos con Israel ni le rinde cuentas a nadie fuera de su país. Es la jefa del Estado mexicano.

Presidenta Claudia Sheinbaum / ObturadorMX