Elon Musk se retracta: el magnate agacha la cabeza y empequeñece frente a Donald Trump
“Fui demasiado lejos”, ha dicho el hombre más rico del mundo.

White House Coverage / The Washington Post
Elon Musk se retractó. Después de una semana lanzando acusaciones contra Donald Trump, decidió borrar mensajes, bajar el tono y lanzar una frase corta: “Fui demasiado lejos”.
El CEO de Tesla y SpaceX ha retrocedido varios pasos en su disputa con el presidente Donald Trump. Tras una semana de ataques verbales, insinuaciones delicadas y tensión pública, el magnate decidió echarse para atrás. Lo hizo sin tanto rodeo, arrepentido de los mensajes que publicó en su propia red social, X.
La semana pasada Musk criticó las políticas económicas de Trump. Usó palabras duras. “Abominación” fue el calificativo que le dio a su propuesta fiscal. Lo que parecía una diferencia ideológica se convirtió en una pelea abierta al insinuar que Trump aparecía en los documentos del caso Epstein. Era una acusación explosiva. El presidente respondió con insultos.
El mensaje de arrepentimiento en X
El pasado martes 10 de junio, Musk publicó un mensaje breve: “Me arrepiento de algunos de mis mensajes sobre el presidente Donald Trump. Fueron demasiado lejos.” Después, borró varias publicaciones, incluyendo la que vinculaba a Trump con Epstein y otra en la que pedía su inhabilitación. No hubo explicaciones. No pidió perdón. Solo reconoció que cruzó la línea.
Detrás de la escenografía pública hubo un acercamiento privado. Musk llamó a Trump la noche anterior a su mensaje de arrepentimiento. Fue una llamada corta. Suficiente para despresurizar la situación. Trump lo confirmó más tarde con un escueto “muy bien”.
El cambio de tono de Musk no es casual. Su conglomerado depende, en parte, de contratos federales. Trump ha dejado claro que no olvidará ataques personales si regresa al poder. La amenaza era real. El arrepentimiento fue táctico.
Tras retractarse, acciones de Tesla suben
Las acciones de Tesla subieron tras la retractación. Wall Street leyó el gesto como una señal de estabilidad. También como un intento de proteger los intereses empresariales. La política y los negocios de Musk están demasiado entrelazados para pretender lo contrario.
Musk habló. Trump respondió. Ambos retrocedieron, sin admitir nada más que lo evidente: esto fue una guerra fría de poder, orgullo y cálculo político. Nada de esto fue espontáneo. Y aunque Musk diga que se pasó de la raya, el daño está hecho. Lo dicho no se borra. Ni en X, ni en la memoria política del jefe de Estado estadounidense.

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