México, segundo lugar en matrimonio infantil forzado en América Latina
Se necesita de mucho esfuerzo para erradicarlo: SIPINNA

México, segundo lugar en matrimonio infantil forzado en América Latina / Alicia Llop
A nivel mundial, México se ubica como el décimo país con el mayor número mujeres adolescentes que se casaron o unieron antes de los 18 años; en la región de América Latina ocupa el segundo lugar.
Esto fue dado a conocer en el Foro Uniones Infantiles Tempranas o Forzadas en México, que organizaron el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNFPA) y el Sistema Integral de protección de Niñas, Niños y Adolescentes de México, (SIPINNA).
“Esto nos convoca a todas las instituciones del gobierno federal, a las que estamos vinculadas con el tema de la infancia, pero también con la salud reproductiva y los derechos humanos, nos convocan a trabajar con estas comunidades que están claramente identificadas para erradicar los matrimonios infantiles”
— Lorena Villavicencio, titular del SPINNA
Las niñas tienen derecho a su infancia, tienen derecho a tener educación y ellas son afectadas cuando se casan y dejan las escuelas, “y lo que nos interesa es que las niñas sean niñas y tengan derecho a la infancia y que tengan acceso a otros derechos y a desarrollar sus proyectos de vida”, explicó Lorena Villavicencio, titular del SPINNA.
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En su oportunidad, Maki Kato, Representante Adjunta de UNICEF México, indicó que el matrimonio infantil y las uniones tempranas y/o forzadas son una grave violación de los derechos humanos de las niñas y las adolescentes.
“La erradicación del matrimonio infantil y las uniones tempranas requiere que se cumpla la ley; y proteger a las niñas y adolescentes es una responsabilidad de todas y todos”.
— Maki Kato
En este sentido, la secretaria del Consejo Nacional de Población, (CONAPO) dijo que los embarazos en niñas son un tema de alta prioridad para el gobierno federal y para su política de población. Sin embargo, reconoció que las leyes por sí solas no cambian las costumbres ni las realidades.