Tras caída de “El Mayo”, así queda el mando del Cártel de Sinaloa según la DEA
La agencia estadounidense ya advertía el debilitamiento por enfermedad del capo desde hace varios meses y no prevé que haya un impacto en sus operaciones trasnacionales al menos en el corto plazo. Hay 25 millones de dólares en recompensas por otros líderes que siguen prófugos
La agencia antidrogas de los Estados Unidos (DEA) anticipó desde hace varios meses que el liderazgo de Ismael “El Mayo” Zambada al interior del Cártel de Sinaloa se había debilitado debido a su precario estado de salud y edad avanzada. Su detención el pasado viernes, posiblemente antecedida de traiciones en el grupo criminal, confirmó la hipótesis.
Pero la dirección del grupo criminal no está descabezada. De acuerdo con informes de dicha agencia la coordinación de las actividades del grupo criminal recae, como si fuera un “paraguas”, en varios líderes y células que aseguran su continuidad operativa.
Sin entrar a fondo en detalles, el Informe de la Amenaza de las Drogas 2024 publicado por la DEA en mayo pasado advertía que la coordinación del grupo delictivo es una mesa con cuatro patas de, las cuales, la más fuerte en términos operativos es la de “los Chapitos”, como se conoce a los hijos del fundador y exlíder del grupo, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Las “Chapitos” están liderados por cuatro hermanos, dos de los cuales ya fueron detenidos: Ovidio Guzmán López, extraditado desde 2023, y Joaquín Guzmán López, arrestado el viernes pasado tras llegar en una aeronave con El Mayo a el Paso, Texas.
Hay dos que siguen prófugos y que para la DEA son incluso de mayor jerarquía: Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar. La agencia ofrece recompensas de diez millones de dólares por información que lleve a la captura de alguno de ellos.
Por otro lado, la agencia identifica al hermano de El Chapo, identificado como Aureliano Guzmán-Loera alias “El Guano”, al mando de otra parte de la organización delictiva distinta a la de los Chapitos pero coordinada con ellos. El gobierno e Estados unidos ofrece 5 millones de dólares de recompensan por información que lleva a la captura de este sujeto.
A estos liderazgos se suma el de Rafael Caro Quintero quien, aun cuando está detenido en México, sigue al mando de su facción dentro del cartel de acuerdo con los reportes de la DEA. El grupo de Caro Quintero controla un corredor clave en el norte de Sonora que la facción de “Los Chapitos” no ha conseguido arrebatarles.
La parte del liderazgo del Cártel de Sinaloa que quedaría acéfala es la que encabezaba “El Mayo” Zambada quien, aun de forma disminuida, continuaba al frente de su grupo de acuerdo con el último informe de la DEA publicado en mayo pasado.
De acuerdo con autoridades consultadas un escenario probable es que este grupo termine fusionándose con alguna de las otras tres facciones ya descritas.
Sin impacto a corto plazo
Debido a que desde su fundación ha operado como una sima de alianzas bajo el paraguas de varios liderazgos, la captura en distintos momentos de líderes del Cartel de Sinaloa no ha tenido un impacto significativo en ninguna de sus operaciones. En ese contexto los funcionarios estadounidenses no prevén una afectación al menos en el corto plazo tras las nuevas detenciones.
De acuerdo con los reportes de dicha agencia, este grupo delictivo ha sido eficaz en establecer relaciones con múltiples grupos criminales, funcionarios corruptos e incluso empresas comerciales que le permiten extender sus operaciones en por lo menos 45 países.
El viraje hacia el tráfico y producción de drogas como las metanfetaminas o el fentanilo ha simplificado las cadenas de complicidades y alianzas que requerían los grupos delictivos. Se trata de drogas que pueden manufacturarse de forma casera a partir de precursores traídos desde Asia, lo que facilita la prevalencia de operaciones aun con cambios de liderazgo.
El Cártel de Sinaloa es uno de dos grupos criminales (el otro es el Cártel Jalisco Nueva Generación) con la capacidad para distribuir y comercializar drogas en las 50 entidades de los Estados Unidos a través de las alianzas delictivas locales. Una situación que no se prevé que cambie tampoco en lo inmediato.